Domingo 1º de Marzo. Por la mañana comenzaba un nuevo período de sesiones en el Congreso. En horas de la tarde la “trouppe de Ocampo” inauguraba otra temporada futbolística (la cuarta consecutiva, si la memoria no me falla).
El viaje hacia el estadio, en el auto de Pedro, repetía circunstancias del año anterior: el dial de la radio clavado en una frecuencia de “oldies” que esta vez nos acercaba “Tirá para arriba”, de Zas. Durante el receso estival algunos hechos habían atrapado la atención pública: la llegada de Obama a la Casa Blanca, la ley de blanqueo de capitales, el resignado sometimiento de Ireneo al sistema de matriarcado.
¿Qué cambios y qué continuidades nos depararía el 2009 futbolero? Hubo de lo uno y de lo otro. Entre los primeros el llamativo recato verbal del “Loco” y el pelo más que largo de Ale. Entre los últimos la reedición del clásico Nono-Corea del Sud y los viajes a la dimensión desconocida de Martín.
En lo estrictamente deportivo, el partido comenzó con un Manchester aceitado al que Chelsea sólo oponía arrestos individuales. No extrañó entonces que las mejores jugadas fueran enhebradas por los de camiseta roja y que la diferencia en el “score” se estirara hasta los siete goles, para terminar siendo de cuatro. El nivel de juego se puede decir que superó las expectativas (tomando en consideración el descanso bimestral) y que fue entretenido a pesar de que el resultado fuera inamovible.
También para destacar: no hubieron incidentes entre los “players”. Alguien a quien no identificaremos (sólo diremos que se lesionó en la última jugada del encuentro) lo atribuyó a la ausencia del Dr. Sasso.
Calificación:
Chelsea.
Nando: en el comienzo se le filtraron varios goles evitables, que el arquero vinculó con su falta de estado, y que redundaron en una diferencia difícil de remontar para su equipo. Sobre el final “salvó la ropa” con algunas atajadas vistosas. 5,75 puntos.
Bocha: Tuvo una actuación cinematográfica. Mereció el apodo de “Gladiador” por lucha, entrega y goles, pero luego evolucionó hacia “Harvey MILK” por su forma de asimilar un leve codazo asestado por Cha-ly. De lo mejor del Chelsea. 6,50 puntos.
Martín: cuando el equipo más lo necesitaba se sumergió (para ya no volver) en sus conocidas “lagunas”. Imposible saber si en esos momentos estaba pensando en la salud de Fidel, la floja campaña del “Rojo” ó en su última visita a “Pampita”. 5,50 puntos.
Sebastián: corrió, metió, convirtió un golazo. No estuvo fino. También se ocupó de cultivar su relación con el Nono. 6 puntos.
Ale: Al comienzo pecó de querer definir todas las jugadas con su violento puntín.. Cuando procuró generar jugadas colectivas, ya no tenía socios que lo acompañaran. Dicho esto, hay que reconocer que fue la única posibilidad cierta del Chelsea de emparejar las acciones. 7 puntos.
Manchester
Marcelo: por larguísimos pasajes cerró el arco del Manchester, impidiendo que el marcador fuera más ajustado. Buena faena. 8 puntos.
Calo: Sobrio en la marca y en la mitad del campo. Llamativamente efectivo a la hora de patear al arco contrario. 6,50 puntos.
Cha-ly: Buena labor en términos generales, más allá de los vicios congénitos que lo emparentan con lo peor de Guillermo Barros Schelotto. Generó preocupación en la última jugada; diagnóstico sujeto a próxima resonancia magnética. 7 puntos.
Nono: enorme. Despliegue, entendimiento con el “Loco” (no es poco) y goles de excelente factura. 8,50 puntos.
Loco: Perdió en locuacidad. Ganó en fútbol y kilos. Fue el acompañante ideal del Nono. 8,50 puntos.
Para finalizar, un recuerdo para los ausentes. Gonzalo, definitivamente alejado de las canchas por lesiones crónicas (¡Suerte, Gerlo!). Sergio, perfeccionando su arte en la confección de nudos marineros ó superando los efectos colaterales de la pastilla azul (que el lector elija). Diego, cada vez más cerca de ser víctima del mismo síndrome que afecta a Ire. Quiroga, en huelga de fútbol hasta que el “Coco” vuelva a la selección.
La “trouppe de Ocampo” bajó el telón de su primer acto con saldo a favor. Se espera que sus números circenses-deportivos tengan continuidad semanal hasta fin de año. Jorge (nuevo precio de la cancha, $150) y éste cronista así lo desean.
Autor: Nando
El viaje hacia el estadio, en el auto de Pedro, repetía circunstancias del año anterior: el dial de la radio clavado en una frecuencia de “oldies” que esta vez nos acercaba “Tirá para arriba”, de Zas. Durante el receso estival algunos hechos habían atrapado la atención pública: la llegada de Obama a la Casa Blanca, la ley de blanqueo de capitales, el resignado sometimiento de Ireneo al sistema de matriarcado.
¿Qué cambios y qué continuidades nos depararía el 2009 futbolero? Hubo de lo uno y de lo otro. Entre los primeros el llamativo recato verbal del “Loco” y el pelo más que largo de Ale. Entre los últimos la reedición del clásico Nono-Corea del Sud y los viajes a la dimensión desconocida de Martín.
En lo estrictamente deportivo, el partido comenzó con un Manchester aceitado al que Chelsea sólo oponía arrestos individuales. No extrañó entonces que las mejores jugadas fueran enhebradas por los de camiseta roja y que la diferencia en el “score” se estirara hasta los siete goles, para terminar siendo de cuatro. El nivel de juego se puede decir que superó las expectativas (tomando en consideración el descanso bimestral) y que fue entretenido a pesar de que el resultado fuera inamovible.
También para destacar: no hubieron incidentes entre los “players”. Alguien a quien no identificaremos (sólo diremos que se lesionó en la última jugada del encuentro) lo atribuyó a la ausencia del Dr. Sasso.
Calificación:
Chelsea.
Nando: en el comienzo se le filtraron varios goles evitables, que el arquero vinculó con su falta de estado, y que redundaron en una diferencia difícil de remontar para su equipo. Sobre el final “salvó la ropa” con algunas atajadas vistosas. 5,75 puntos.
Bocha: Tuvo una actuación cinematográfica. Mereció el apodo de “Gladiador” por lucha, entrega y goles, pero luego evolucionó hacia “Harvey MILK” por su forma de asimilar un leve codazo asestado por Cha-ly. De lo mejor del Chelsea. 6,50 puntos.
Martín: cuando el equipo más lo necesitaba se sumergió (para ya no volver) en sus conocidas “lagunas”. Imposible saber si en esos momentos estaba pensando en la salud de Fidel, la floja campaña del “Rojo” ó en su última visita a “Pampita”. 5,50 puntos.
Sebastián: corrió, metió, convirtió un golazo. No estuvo fino. También se ocupó de cultivar su relación con el Nono. 6 puntos.
Ale: Al comienzo pecó de querer definir todas las jugadas con su violento puntín.. Cuando procuró generar jugadas colectivas, ya no tenía socios que lo acompañaran. Dicho esto, hay que reconocer que fue la única posibilidad cierta del Chelsea de emparejar las acciones. 7 puntos.
Manchester
Marcelo: por larguísimos pasajes cerró el arco del Manchester, impidiendo que el marcador fuera más ajustado. Buena faena. 8 puntos.
Calo: Sobrio en la marca y en la mitad del campo. Llamativamente efectivo a la hora de patear al arco contrario. 6,50 puntos.
Cha-ly: Buena labor en términos generales, más allá de los vicios congénitos que lo emparentan con lo peor de Guillermo Barros Schelotto. Generó preocupación en la última jugada; diagnóstico sujeto a próxima resonancia magnética. 7 puntos.
Nono: enorme. Despliegue, entendimiento con el “Loco” (no es poco) y goles de excelente factura. 8,50 puntos.
Loco: Perdió en locuacidad. Ganó en fútbol y kilos. Fue el acompañante ideal del Nono. 8,50 puntos.
Para finalizar, un recuerdo para los ausentes. Gonzalo, definitivamente alejado de las canchas por lesiones crónicas (¡Suerte, Gerlo!). Sergio, perfeccionando su arte en la confección de nudos marineros ó superando los efectos colaterales de la pastilla azul (que el lector elija). Diego, cada vez más cerca de ser víctima del mismo síndrome que afecta a Ire. Quiroga, en huelga de fútbol hasta que el “Coco” vuelva a la selección.
La “trouppe de Ocampo” bajó el telón de su primer acto con saldo a favor. Se espera que sus números circenses-deportivos tengan continuidad semanal hasta fin de año. Jorge (nuevo precio de la cancha, $150) y éste cronista así lo desean.
Autor: Nando
