El cronista se aproximaba a
las instalaciones de “Ocampo Welness Club” cuando divisó a Sergio fumando. Esto
no lo sorprendió, a pesar de que faltaban escasos dos minutos para que fuesen
las 19 hs., pero sí lo inquietó el
descubrir que Boggio observaba, con mirada lasciva, el cotejo de fútbol que
protagonizaban unos jóvenes muchachos. La diestra del mencionado sostenía el
faso, la siniestra incursionaba frenéticamente en regiones íntimas de su
masculinidad.
Dentro, sucedía lo de
siempre. Algunos departían en el vestuario, otros intercambiaban puntos de
vista sobre materias diversas en el bar, y los menos se avecinaban al césped
para iniciar lo más parecido a un precalentamiento. El incurable retraso de los
Sánchez y las chácharas al borde del campo de juego demoraron el inicio del
encuentro hasta las 19:10hs. Es un hecho que se repite, ya no jugamos una hora.
A lo sumo, 50 minutos.
Nuevamente fuimos once,
aunque las denominaciones “estrellas” y “estrellados” ya no tiene vigencia,
dado que siempre ganan los que se supone están en el segundo grupo. Ahora que
recuerdo, y teniendo en cuenta lo abultado del resultado, las escuadras las
armó Fabián, segunda vez que aprovecha la situación para llevar harina hacia su
costal. Si bien el partido tuvo un holgado vencedor (fueron siete goles los que
sacó el equipo rojo), hubieron pasajes de neto predominio azul, sin lograr que
éste se verificara en el tanteador. Los colorados se armaron bien para
aprovechar la ventaja numérica en general, y supieron abroquelarse en defensa
de suerte que parecieran un bosque impenetrable.
Rojos
Pedro: se afianza en el
arco. Sólo falló en un remate tres dedos del Loco, que perforó sus débiles
manitas (¿dónde quedaron los guantes que le proveía Jorge?). 6,75
Calo: supo aportar su cuota
para que el juego colectivo del rojo fuera consistente. Se hizo presente en el
marcador con dos goles. 6,60
Sergio: insólitamente
equilibrado, quizás como producto de la situación descripta en el primer
párrafo de esta crónica. Buena actuación sobre su andarivel; no recurrió al
traguito de agua. 6,90 puntos.
Ariel: baluarte de su
equipo, tanto en defensa como en la elaboración de jugadas. Curiosamente
desperdició algunos mano a mano, pero se destacó con goles de variada factura.
7,50
Fabián: tuvo ráfagas del
“picante” De la Rúa, reventando la red con potentes remates. No desentonó. Se
fue un poco más animado, después de la derrota de Huracán por 4 a 2 ante
Defensa y Justicia. 6,60
Nico: hábil y muy activo. No
tuvo el peso específico de su última función, pero fue importante para su
escuadra. 7 puntos.
Azules
Nando: en pobre forma
física, le costó mucho llegar a cada pelota. Tapó varias, pero sufrió algunos
goles que golpearon su autoestima (especialmente el de Ariel, a la salida de un
córner).6,25
Carlitos: puso garra, corazón,
y algún remate cruzado de zurda. No se vieron sus habituales firuletes. Se le
enviará por correo el curso “cómo marcar al rival en los tiros de esquina”.
6,20
Nono: le faltó precisión en
las definiciones. Aportó despliegue y compromiso en la defensa. 6,50
Quiroga: pugnó por
transmitir sus nociones tácticas al Loco, sin éxito aparente. 6,80
Loco: anunció su
participación a través de un escueto mensaje de texto que rezaba: “Voy para
allá. Firma: Lionel Messi”. Fue el mejor
jugador del equipo azul. 7,20
El tercer tiempo derivó en
una charla táctica entre el Loco y Quiroga, sin que arribaran a conclusiones
unánimes: “cuando voy es porque vengo”, decía uno, “cuando te agaches yo te la
pongo”, contestaba el otro. Asimismo nos enteramos de una charla que dará, en
Porto Alegre, el Lic.Boggio sobre la personalidad de Macbeth (buena suerte,
querido!). Hubo tiempo para regodearse con la tricota que le marcó Messi a
Brasil, y hasta para acuñar las suficientes monedas que, a la hora de pagar la
cancha, perturbaron la bonhomía de Jorge.
El cronista se despide no
sin antes expresar la preocupación que lo embarga por la difícil situación
institucional que vive nuestro país, ante la crisis desatada por los problemas
de salud de ese baluarte de la democracia, Máximo Kirchner.
Autor: Nando