miércoles, 24 de junio de 2009

"SIGUE LA NOSTALGIA EN EL DIA DEL PADRE"

Me gusta ese etilo “melanco” que algunos cronistas utilizan a menudo en estas crónicas dominicales; por eso quiero empezar la mía recordando a Manuel, quién, como todo Manuel, fue un portero entrañable que transcurrió sus días, hasta el momento de su jubilación, en un edificio de la calle Ayacucho. Ayer a la mañana, antes de partir hacia tierra de gringas, barreado y pinhao lo encontré en la misma puerta que lo tuvo como protagonista durante ocho lustros. Fue una alegría. Es que durante la mitad de esos años compartimos ese instante de la salida matutina o la llegada vespertina con un “¿Que tal Manolo?” y su invariable respuesta - “ ¿Cómo le va Carlitos?”. “¿Qué hacés?, tanto tiempo, que no te veía” le dije, adivinado la respuesta. “ Nada, vine al barrio, estaba matando el recuerdo”, me contestó. Esas palabras resonaron como un disparador: a veces, en domingo, me interrogaba por el partido, el resultado, los goles... y pasaron por mi recuerdo inolvidables momentos futbolísticos en el deportivo KDT, en Punta Carrasco y ahora en Ocampo. Precisamente en esa arena, nos encontramos ayer algunos de los titanes que durante esos veintitantos años, con sus interrupciones, compartimos esa anécdota dominguera. Si bien unos no concurrieron por lesiones no curadas, otros por compromisos del día del padre y algún otro por encontrarse en crisis con su vida, el espíritu de la contienda estuvo intacto. Superadas las discusiones sobre el armado del equipo ( aunque en el fondo, el dueño de la pelota los compuso a su “piaccere” al amparo de una solicitud efectuada por el “funebrero”) se inició el encuentro. Los rojos entendieron enseguida que su desafío sería sostener el marcador en empate o, al menos, evitar una derrota aplastante. Y fue así. Los azules, haciendo gala de su natural superioridad técnica y una dosis de suerte, estuvieron en todo momento arriba en el tanteador. Por algunos momentos, los diablos lograron empatar y se ilusionaron, pero la fortuna no estaba con ellos aunque pusieran toda su garra y esfuerzo. Un desequilibrio táctico o un rebote imprevisible, echaban por tierra cualquier intento de revertir el resultado. Al final, la diferencia para el equipo de Nando fue un tanto abultada. El resultado no reflejó el verdadero desarrollo del partido. Vayamos a las clasificaciones:

Equipo Azul:

Nando: seguro bajo los palos. Concedió muchos tiros libres por imposición de manazas fuera del área. Debería haber sido amonestado. 7 puntos.

Bocha: feliz como siempre, defendió, atacó,corrió lo que pudo y metió algunos goles, aunque por momentos estuvo impreciso. Una buena tarde. 7,75 puntos

Martín: una incógnita el Comandante. Pese a los altibajos su desempeño alcanzó para desequilibrar a los rivales. 7,50.

Loco: compensó con garra su estado físico. Se autoinsultó menos que en otras oportunidades, señal de que jugó mejor. 7,50 puntos

Ale Q: con habilidad, armó buenas jugadas. Fue atropellado por un rival pero el golpe, pese a que se lo vio sufrido, no mermó en su rendimiento.8 puntos


Equipo Rojo

Nono: aunque poco seguro y con menos suerte que en otras oportunidades, tuvo un rendimiento aceptable. Salió a tiempo a interceptar las pelotas y, a falta de un conductor, se erigió como el eje del equipo.7,50

Pablito (Fidel) Virasoro: puso entusiasmo y corrió, pero los aires caribeños lo apachurraron un tanto. Marcó bien aunque estuvo un poco rumbero en los pases. 7,10 puntos.

Ale: sería injusto exigirle siempre el desempeño demostrado en el partido pasado. Al comienzo del juego esperó cómodamente a que le cayeran las pelotas, pero después buscó, marcó y metió goles. 7,50 puntos

Calo: tarde brillante. Se desmarcó con inteligencia para encontrarse con el arco o con un compañero mejor ubicado a quien pasarle la pelota. Al final el cansancio le jugó en contra.7,25 puntos

Carlitos: si bien corrió bastante y puso ganas, la resaca del día del padre hizo mella en su rendimiento. Se lo aguarda para el segundo semestre en mejores condiciones. 7,10 puntos.