miércoles, 11 de marzo de 2009

Una tarde en el Oráculo de Ocampo

¿En qué pueden haber coincidido Alejandro y Carlo Magno, Alfonso Enríquez e,incluso, el CID Campeador el domingo pasado?. En un sentimiento: ORGULLO. Eso es lo que deben haber sentido después de enterarse de la raza y la garra, con la que sus descendientes defendieron el honor familiar. Es que cuando el sucesor de todos ellos , el adelantado Cabral de Melo y Alpoin, desembarcó allá por el 1700 en tierras correntinas, llevaba consigo los genes de la victoria en Ocampo.
Fue un partido de ida y vuelta, intenso. La diferencia de un gol en el final fue un fiel reflejo de lo que ocurrió durante los sesenta minutos de juego. Pero los Heitairoi se impusieron, a veces, marcando unos golazos en cuyas jugadas en participó la familia entera, pura armonía. El golpe terminal y desmoralizante al equipo rojo, como las torres gigantescas con las que el hijo de Zeus superó las murallas de Tiro , fue la calesita de Carlitos que culminó con un impecable remate de Ale que envió el esférico al fondo de la red. El final se festejó con un sapucay correntino.

La familia

Nando 9: sólido en el arco, atajó poniendo su coraza a todas los flechazos enviados por los arqueros contrarios. A su armadura sólo le faltó la estrella argéada . Luego, tras la lesión de bocha, cumplió un papel razonable en la defensa aunque por momentos se lo vio un poco lento.

Bocha 8: bien plantado en la defensa aunque tuvo algunos problemas para frenar la furia incontinente de Memnón (Loco). Luego de la distensión muscular que lo aquejó, su papel en el arco estuvo limitado por su molestia. Su esencia de guerrero lo hizo ignorar el dolor.

Carlitos 8: raza. Corrió incansablemente los sesenta minutos, se agrandó con la calesita pero se obnubiló con su desenlace. Tuvo unos duros encuentros con Memnón pero no claudicó. Al final se lo vio confuso en el manejo del balón. Alguna equivocación le costó a su equipo el achique en la diferencia en el tanteador.

Nono 9: constante. Corrió, condujo el equipo, estuvo en la vanguardia de la victoria. Algunos toques magistrales en las definiciones demostraron su buen momento. Su cumpleaños lo asentó. Merecido primer heredero de la línea dinástica, tanto por actitud para comandar como por derecho.

Ale 8: contundencia. Demostrada durante el juego. Principal artillero de la familia. Sus continuos avances, generaron temor en la defensa contraria. Sólo se le critica cierto desgano para auxiliar a los zagueros propios.

Iván : no participó del juego, pero fue importante su presencia para aprender de sus mayores.

Equipo Rojo

Marcelo 8,5: por la hidalguía con la que defendió su valla, merecería tener un mayor grado de parentesco con la familia. Defendió, alentó y organizó la defensa de su equipo con una auténtica vocación de mando. Participó de alguna escaramuza. Lamentablemente, su entusiasmo no fue suficiente.

Calo 7,5: estuvo atento todo el partido. Corrió, se desmarcó continuamente, pero su soledad en la cancha no fue aprovechada por sus compañeros. Sólo en una oportunidad, alguno de sus ofuscados colegas de armas levantó la cabeza y lo vio posicionado para marcar un tanto que achicó la diferencia. También emparentado con la familia, fue un incomprendido entre sus pares.

Diego 8: muy ocupado en la defensa, tuvo pocas oportunidades para generar peligro en el área contraria. En algunos momentos brilló como conductor pero no lo suficiente para aprovechar las soledades de Calo. Más calmo y en mejor estado físico que en otras oportunidades sintió la falta de su contrapunto habitual, Ale Q.

Martín 7,5: Si bien logró algunas jugadas interesantes en coordinación con sus compañeros, se lo vio medio desorientado en la cancha. No tuvo la contundencia de otras ocasiones, quizá, a raíz de su escasa tolerancia a las vociferaciones del Loco.

Loco 8: como Memnón, el soldado más temido por los descendientes de Alejandro, su furia tenaz en el avance al seno de la tropa enemiga sólo pudo ser frenada por una férrea marca personal del bocha, carlitos o Nando. Trajo confusión a la zaga de la familia pero sus continuos exabruptos desdibujaron su actuación.


En fin, este fue un cotejo diferente. El oráculo de Ocampo sentenció a favor de la familia. Cuentan los presentes que entre las profecías reveladas se encontraría una incursión en tierras brasileñas. Que los dioses del Olimpo los acompañen. Hi Alexander!

Autor: Carlitos