domingo, 31 de octubre de 2010

"Let it be"

Tarde de clásicos devaluados en el domingo de octubre. Huracán batía 3 a 0 al Falcon de Ramón, y Boca e Independiente entregaban un pálido 0 a 0 en el “Libertadores de América”. Los verdaderos protagonistas del fútbol vernáculo, sin embargo, encaminaban sus pasos hacia el mítico Coloso de Ocampo.
Al llegar, uno se encontraba con los restos de un festejo infantil de cumpleaños. Algunas porciones de torta por aquí, algunos vasos con sorbete por allá, y un párvulo sentado a una de las mesas. Para sorpresa de quien esto escribe, la celebración correspondía a uno de los nietos del añoso George, quien me presentó a tres de sus descendientes mediatos, a su yerno y…a nadie más.

Minutos más tarde nos encontrábamos departiendo, precalentando, intercambiando chanzas mientras aguardábamos a quien, los últimos tres domingos, ha institucionalizado los diez minutos de tardanza: Sergio Boggio. Vaya una amonestación para él, a la distancia.

Los equipos se armaron agrupando a tres integrantes del cuerpo diplomático en la escuadra roja. A ellos les cupo someterse a un inesperado y riguroso examen práctico de Ceremonial y Protocolo. La exigencia, para ellos, fue alta: debieron padecer el descontrol verbal absoluto y continuo del Loco Smith (a la sazón, en el mismo conjunto que aquellos). Citemos, a modo de ejemplo, las dos primeras frases que escuchó Carlos (amigo de Carlitos) de labios del inefable Rudi: “Hola, soy Rodolfo”; “pero pasámela bien, pelotudo!!”.

El partido, a priori parejo desde el punto de vista de las formaciones, mostró al equipo azul en completo dominio de la situación. Si bien los rojos llegaron a forzar transitoriamente el empate, me atrevo a afirmar que los ganadores, por momentos, regularon sus energías cuando la goleada se avizoró como lapidaria: el resultado final fue de 6 a 0.

Rojos:

Carlitos: atraviesa una racha adversa que se retroalimenta con la que también padece su bienamado “Chaca”. Su condición física lo obligó a resignarse a jugar de arquero de principio a fin, donde no desentonó en lo absoluto. Se elogia la actitud de presentarse al match a pesar de acarrear una molesta dolencia. 7 puntos.

Calo: cargó con parte de la responsabilidad de la frustración del Loco, a quien no anticipaba con señas el destino de sus asistencias (algún memorioso le sugirió recurrir al famoso y “menottiano” ardid: “cuando voy es porque vengo, y cuando vengo es porque voy…). Voluntarioso y de encomiable entrega. 6 puntos.

Carlos: como se dijo previamente, uno de los peor tratados por el furibundo Loco. De parecido físico con el inglés Paul Gascoigne, su rendimiento fue un tanto irregular, caracterizándose por el buen trato del balón y la imprecisión a la hora de definir. Al retirarse del estadio, con el enojo dibujado en su cara, recibió una palmada anímica de Smith: “bien jugado!” 6 puntos.

Nico: sus célebres quiebres de cintura esta vez no produjeron efecto desequilibrante alguno en la defensa rival. Se lo notó desconcertado por las constantes recriminaciones del delantero de su equipo. Terminó resignándose a la derrota. 5,80 puntos.

Loco: venía enhebrando actuaciones descollantes, pero se topó con una serie de circunstancias adversas que no alcanzó a digerir. La falta de entendimiento con sus eventuales compañeros fue una de ellas. La otra, la más importante quizás, fue la de haberse encontrado con un defensor implacable (Sebas) que no lo abandonó ni a sol ni a sombra y que casi lo anuló. Baste señalar que sólo convirtió dos goles. La baja tolerancia a la derrota fue el tercer elemento que compuso un cóctel explosivo que llevó a que, incluso sus adversarios ocasionales, le solicitaran un poco de tranquilidad. 5, 50 puntos.

Azules:

Nando: disfruta de una etapa de creciente rendimiento desde hace algunas fechas. Beneficiado, porqué no reconocerlo, por alguna sugerencia táctica recibida de esa montaña de experiencia que es George: ahora tiende a ubicarse más adelantado dentro de su propia área.8 puntos.

Quiroga: contento por el “precio” que le hizo Huracán al Ciclón en el estadio Ducó, desparramó frescura y alegría en su juego. Desparpajo y buenas combinaciones con sus compañeros . 8 puntos.

Sergio: equilibrado en lo emocional y en lo futbolístico. No tuvo lagunas ni momentos de desconcentración. Buen rendimiento para colaborar con una sólida actuación colectiva. 8 puntos.

Sebastián: enorme y efectivo despliegue en la contención del jugador rival más peligroso. Un gladiador. 8 puntos.

Ale: efectivo y armónico en el triángulo que construyó con Boggio y Quiroga. Goleador, como de costumbre. 8 puntos.

Así se desarrolló una nueva jornada del fútbol de Ocampo, que se prolongó en el “tercer tiempo” acostumbrado, entre recuerdos de lo acaecido y el análisis de los temas de actualidad.

El cronista no se decide a la hora de otorgar el premio chamigo al mejor jugador pero, sin vacilación alguna, afirma: “figura” de la fecha… ¡ la hija de Jorge!

Autor: Nando