martes, 5 de julio de 2011

"La tarde de Calo"

Y sí, Jorge, usted sabe que el fútbol es así, qué joder. No hay garantías, ni merecimientos. Uno se aboca a la incertidumbre y transita por ella. Sucedió con River ante un equipo cordobés, nos sucedió con Bolivia y también le sucedió a Brasil ante nuestros hermanos bolivarianos. A ver si los próximos comicios porteños nos depara alguna sorpresita. Quiere que le diga algo: me gustan esas sorpresitas.
Y ya que estamos, hablaremos de lo sucedido en la gélida tarde del primer domingo del mes de julio en la gramilla de Ocampo.
¿Qué dice? Ah, sí. Algunos rogaban por una pelota más liviana, otros por la conformación de las escuadras y algunos arribaron fuera de término, aunque se hicieron presentes.
No Jorge, no me pronuncie más el inglés de ese modo. Ya sabemos que lo inventaron, pero déjeme decirle que ya no les pertenece. Sí, hablamos del fútbol.
Mire, luego de pelotear, comprobar su buen tino con la derecha y patearle al imberbe Iván, nos encontramos con 10 jugadores.
Creo que los hermanos Soria dispusieron…¿cómo? ¿También está sordo? Le digo que, a vuelo de pájaro, se armaron 2 equipos con cierta diferencia de niveles. Calo, Martín y Sergio en un mismo equipo. Pensando en los últimos 10 o 15 minutos, sugerí un Carlitos por Sergio y a poner las cachas en movimiento.
Digamos que en los primeros 10 minutos la samba que no supieron armar los brasucas, la armaron los Azules. Fue un pequeño bailongo, Jorge. Breve, pero efectivo, aunque una pequeña jugada polémica entre el golero rojo y el pie de un delantero azul quedó convertido en la ventaja de 2 goles para quienes lo merecían.
El Loco pidió orden, pararnos bien, agruparnos y salir jugando. Sí, el mismo Loco. Ése, el que grita y vocifera sin parar. A veces parece que usted mira otro canal, mi querido.
La cuestión es que los Rojos se armaron, defendieron con ímpetu y salieron a batir duelo de igual a igual. El bailongo y la promisoria milonga se detuvieron. Luego asistimos a un cotejo de fricciones, irregularidades, muchas llegadas y pocos goles. Un juego parejo, con Carlitos inspirado tanto en defensa como en su conocida proyección. Martín afincado en defensa como salida. El Loco activo, pero bien marcado.
Por el otro coté destacamos la ráfaga inicial pergeñada entre Quiroga, Simón y Ale S. Sergio eficiente y Nando que luce su regularidad. Y déjese de joder, está atajando realmente bien. Bue, el cronista c’est moi y sanseacabó.
Los Rojos equilibraron la balanza y, poco a poco, supieron inclinarla a su favor.
Nada del otro mundo. No perder la posición, cuidar el fondo, salir jugando y levantar la cabeza. Y claro que no lo puedo olvidar, Jorge. Le dije que su nombre de pila será la estampa de la jornada: nuestro benemérito Calo.
El tipo hizo el primero gol de su equipo. Defendió con sapiencia, siempre se desmarcó, se proyectó, fue autor del golazo de la jornada, dejando atónitos a todos (aquí están incluídos usted y él mismo), tras tomar el balón, pararla, amenazar el pase y salir con un giro, gambetear a otro, animarse y lanzar un derechazo al ángulo. ¿Qué me cuenta? El gol más aplaudido de la era Ocampo, creo. Y para completar el cuadro, tras una milimétrica asistencia de su golero, el tipo la cabeceó sin ortodoxia, el balón se elevó y cayó del cielo convertido en un misil que ese metió dentro de las mallas. Cualquiera hubiese apostado que se iría sobre el travesaño, claro, menos la bola misma.
Luego llegaron los desvaríos del joven Simón, con muchas condiciones, pero una insólita deficiencia a la hora de mandarla a guardar. Ale S empezaba a ofuscarse, ya que no le llegaba el balón. Se replegó y buscó el juego. Sergio cayó en algunas intermitencias sobre el final, algún pase impreciso, o alguna distracción.
El Loco, al igual que el Nono, muy atentos en la asistencia y en sacar la primera tajada que se presentase oportuna. Y así lo hicieron.
Los Rojos tomaron distancia y sobre el final los Azules acecharon, obtuvieron la igualdad, pero una extraña jugada con pelota dividida dejó el balón boyando, Sergio distraído, el Loco atento, la bola volvió a dar en un palo, pero le quedó servida para sellar la ventaja por la mínima diferencia al equipo que jugó mejor en equipo.
Si señor, coincido. También me pongo de pie para celebrar la actuación del señor Calo. ¿No lo sabía? Bue, se apellida Calderón, Jorge, como Calderón de la Barca.
¡Eso! Y la realidad no es otra cosa que nuestra interpretación de ella.
Venga ese abrazo y a la reseña se ha dicho.

Azules:

Nando: Pare un poquito con este muchacho, Jorge. Ya le dije que recuperó regularidad. Viene entonado y con equilibrio. Achica muy bien. ¿Si se durmió un poco en el gol de sabiola de Calo? Es posible. Destacamos su función.
¿Cómo? ¿Eso le dijo a Sergio en el gol decisivo? No nos asustemos, George, un exabrupto circunstancial y listo. Esto es deporte de hombres.
7, 30 puntos.

Sergio: ¿Va a seguir molestando? Ya le dije que se crió en Moreno y es el vejete del grupo. A tenerlo en cuenta. Sobre el final se durmió y se equivocó en alguna entrega, pero lo suyo fue meritorio. Sí, en un par de oportunidades le agarró un ataque de habilidad, eludió a casi todos y le faltó la puntada final. Venía de ver a Messi.
6, 80 puntos.

Quiroga: Coincido, el tipo sabe. Garra siempre tiene. El comienzo fue alentador, coincidimos. Luego decayó su juego bonito, pero siempre batalló en el medio. Omnipresente en el medio.
7, 20 puntos.

Simón: ¡Epa! No es para tanto, o sí, pero es pibe y se atolondra. De acuerdo, si hubiese gravitado, otro sería el resultado, pero cayó en la trampa de su propia displicencia.
Falló en la precisa y eso se paga caro.
¡Hay que levantar la cabeza, pibe! ¿Ésa le gustó?
5 puntos. (No es para tanto, Jorge, la puntuación es justa).

Ale S: Potencia de goleador. Hizo lo que tenía que hacer. La falta de juego colectivo hizo mella en su disposición anímica. No obstante, tuvo criterio en los 60 minutos.
7, 50 puntos.


Rojos:

Nono: Se mando su cagadita en esa salida veloz, pero luego supo achicar los avances incisivos del rival. Eficaz en la salida y preciso en varias asistencias decisivas.
7, 30 puntos.

Calo: Tiene razón. Lo dicho quedó a la vista. No digamos nada más y hagamos un acuerdo emocional. Premio Chamigo, autor de 3 goles y…
10 puntos.

Comandante: Lento, pero eficaz. El tipo sabe parar a su equipo. En cámara lenta, pero con criterio.
6, 90 puntos.

Carlitos: Gran despliegue. A veces enrevesado, pero hace su giro calesitero, mete y mete, se ofrece, la pide y la manda de puntín. Faena cumplida con esmero.
7, 70 puntos.

Loco Smith: No, Jorge. Aquí discrepamos. Paró al equipo, puso las palabras oportunas, pero a este muchacho le pido más. Una actuación irregular, con momentos decisivos. Y listo.
7 puntos.


La jornada dejó momentos de buen nivel. Valoramos el volumen de juego colectivo y destacamos la ENORME labor de la saeta.
A pesar de una súplica, tenemos el honor de certificar el carácter sagrado y obligatorio de cada crónica. Usted me entiende.
Los porteños sufragaremos con conciencia cívica el próximo domingo.
Y usted recuerde que aún es obligatorio, según declara su DNI. Para el voto optativo ya habrá tiempo. Antes deberá regresar a la división mayor su equipo amado.
También añoramos que nuestra selección repunte y eleve su nivel colectivo.
¿Qué?
Mejor no lo digo, Jorge. Dejemos que el misterio permanezca como tal.
Y si, ahorita van las recomendaciones semanales dedicadas a usted.

Film: “Sunset Boulevard”, de Billy Wilder ( y ya que estamos, me mando la parte diciendo que actúan William Holden y Gloria Swanson, glorias de su época dorada).
Música: Se la doy vuelta y vayamos a la raíz. Cualquier disco de Carlos Gardel y a volver a ponerse de pie. (Lo conozco)
Libro: No, tiene razón. Aquí no lo voy a sorprender. “Rosaura a las diez”, un librazo de la puta madre del inolvidable Marco Denevi, escritor de raza si los hubo.

Nos despedimos con un fuerte abrazo.

Autor: Nono.