“…te olvidaste que yo te
estaba esperaaaando….sentada en la arena”. Así entonaba Isabel Pantoja, hace
treinta años, su dolor por la muerte de Paquirri, aquel torero que era, al
mismo tiempo, su esposo.
También nosotros debimos
esperar, aunque sentados sobre el oscuro
caucho de Ocampo, a que retornara nuestro Paquirri. La espera de tres
años valió la pena, a juzgar por su actuación.
Pero vayamos por parte, como
nos sugieren desde épocas distantes Tupac Amarú y Jack “the ripper”. El
cronista arribó al estadio en el vehículo que conducía Cha-ly, en compañía de
Ale y Pedro. Luego de los efusivos y habituales saludos con George, éste no
vaciló en aprovechar la confianza ganada en escasos cinco minutos para pedir a
Pedro alojamiento en su casa, durante el próximo mes de marzo. Papelón.
Continuaron llegando los
jugadores, se reprodujeron los abrazos con el representante del fútbol hispano
y, fiel a nuestra costumbre, iniciamos el cotejo con un poco más de diez
minutos de retraso (increíblemente, no fue responsabilidad ni de Pedrito ni de
Carlitos).
Se improvisó un 5 contra 6 (nada de estrellas y
estrellados, puesto que unos y otros se encontraban repartidos entre ambos
equipos). El encuentro tuvo como neto dominador al combinado azul, aunque los
rojos supieron acortar distancias hasta quedar sólo dos goles por debajo (el resultado final fué de ocho tantos de diferencia). Sin
embargo, el desarrollo del match mostraba una escuadra implacable como pocas
veces se vió; jugadores inspiradísimos, buen funcionamiento colectivo y la
elevada eficacia a la hora de definir en el arco contrario, con goles de
excelente factura. Para destacar: la hidalguía del conjunto colorado, que en
ningún momento pidió realizar cambios, a pesar de verse superado con holgura en
el marcador.
Desde el costado de la
cancha, mientras tanto, se producía un bizarro encuentro entre Diego (alias “El
falso Galeno”) y George. El primero aseguraba: “a éstos les pinto la cara
jugando en mocasines”, el segundo entonaba las estrofas de “tengo un tractor
amarillo” cada vez que Nando entraba en contacto con el balón (el guardameta
estrenó camiseta dorada, la misma que usa Iker Casillas en el Real Madrid).
Rojos
Nono: estuvo a merced de los
delanteros rivales, haciendo lo posible para detener el vendaval. Un poco por
debajo de su nivel habitual, aunque muy activo en la salida de su equipo. 6,50
puntos.
Sergio: irreconocible.
Silencioso, sin recurrir al tradicional “traguito de agua”, aunque es cierto
que el resultado adverso no ameritaba la tregua refrescante. Le faltó una mayor
presencia ofensiva. 6 puntos.
Fabián: otro que llegó poco
y nada al arco contrario. Apenas un remate potente que se fue ligeramente
desviado. En el tercer tiempo, un delantero rival se quejó de que el jugador
del globito le tirase encima “las tres cifras”. 5,80 puntos.
Calo: aportó enjundia y
orden, alcanzando a rematar a portería en un par de ocasiones. 6 puntos.
Nico: “una golondrina no
hace verano” podríamos titular el capítulo que se refiere a la actuación de
Vidal. Venía de una descollante labor la semana pasada, para pasar a los “dribblings”
que lo marean a sí mismo y la falta de comunicación futbolística con los
integrantes de su equipo. 6,25 puntos.
Quiroga: no encontró un
socio para aplicar sus conceptos táctico-estratégicos, quedando así desairado
en numerosas ocasiones en las que, con esfuerzo, apretaba la salida del rival o
intentaba combinar un ataque. 6,50 puntos.
Azules
Nando: tuvo un gran
comienzo, luego opacado por salidas apresuradas y en falso con los pies. De
todas maneras redondeó una buena actuación, en sintonía con el desempeño de su
equipo. 8 puntos
Carlitos: otro que acompañó
el buen andar colectivo, con un rendimiento constante y un gran gol convertido
desde el carril izquierdo. 8 puntos.
Loco: una de las cimas del “team”
azul. Marca, velocidad, goles varios. Tan acostumbrado nos tiene a sus gritos,
que lo que Pedro consideró “acojonante”, los demás lo juzgamos “rayano en el
silencio”. 9 puntos.
Ale: golazo de sombrero
sobre la humanidad del Nono, por rescatar tan solo una muestra de lo que fue su
sobresaliente repertorio. Dicho sea de paso, hace tiempo abandonó la costumbre
de desplomarse ante cada contacto leve con el adversario. 9 puntos.
Pedro: que alegría volver a
observar en acción a este jugador. Retrotrajo la memoria del cronista a los
tiempos de la canchita del Champa (escenario de épicos partidos), a aquella
fatídica tarde en Plaza Francia, a los legendarios partidos en el KDT. Se multiplicó por todas partes, gambeteó,
marco a lo Passarella y se anotó en el marcador. No pretendo abstraerme del
factor emotivo a la hora de calificarlo: 10 puntos. Inolvidable.
Finalizado el cotejo, nos
deleitamos con los últimos instantes de la victoria de “La generación dorada”
(seguramente en su última competencia como tal) sobre su par de Lituania por un
generoso 102 a 79. No faltaron los análisis sobre el cotejo protagonizado por
los muchachos, ni tampoco los comentarios jocosos y hasta la reflexión de tono
político. Cuando nos retirábamos contentos, transpirados y a-go-ta-dos, Pedro
sintió una mano posarse sobre su hombro derecho. Giró levemente la cabeza y
encontró el sonriente rostro de George, que alcanzó a balbucear: “¿te parece
bien si caigo por tu casa alrededor del 10 de marzo?”
Autor: Nando