Cada vez atardece más
temprano en este otoño porteño lo cual, unido a la inevitable melancolía de un
domingo por la tarde, conforma un cóctel
“depre” de difícil digestión. Los muchachos, sin embargo, tienen su
seguro antídoto: el partido de las siete de la tarde en Ocampo.
Se encontraron, una vez más,
departiendo de temas varios. Algunos de ellos, pundonorosos difusores del
acervo histórico nacional, tuvieron tiempo para intercambiar opiniones acerca
del próximo 25 de Mayo. Hubo una compulsa para determinar la figura histórica
más importante de nuestro país, llegándose a la unánime conclusión de que tal
honor correspondía a Guillermo Brown. Un añoso, matusalénico y obsceno Jorge dio, por toda respuesta, un
gesto que consistió en agarrarse los genitales. En fin, una muestra más de que
ve fantasmas por todas partes.
Con superpoblación de
jugadores (fuimos doce) y con cierto retraso, comenzó un cotejo que fue, ante
todo, parejo, con buenas jugadas, una ventaja casi definitiva de cuatro goles a
favor de los azules, remontada roja y resultado abierto hasta después del
partido. Esto último hace referencia, claro está, a la indefinición de la
última jugada del cotejo.
Como el cronista se
encontraba en el extremo opuesto, se abstiene de pronunciarse, pero no de señalar
algunas situaciones curiosas. Pedrito,
mal ubicado para observar dónde había dado el balón, y acuciado de una
creciente presbicia, juramentaba que la pelota no había ingresado por entre 4,5
y 5 milímetros. Quiroga, desde mitad de
cancha, daba similares precisiones. El
Loco, que “no quiso robarle a nadie” en otras jugadas del partido, se
enfrascaba airadamente con Sergio (otro inhabilitado para hacer que su voz sea
considerada imparcial). Ale y el Nono estaban convencidos de que el tanto había
sido válido. Resumiendo, cada uno sabrá, en su corazón, que fue lo que pasó,
pero recomendamos a los integrantes de la escuadra roja buscar la iglesia más
cercana para confesar sus pecados.
En el medio, sucedieron
varias cosas. Un Loco aullando desde antes del puntapié inicial, con Carlitos
poniéndole límites con la palma de su mano alzada al mejor estilo Cristina
Kirchner, Jorge salivando desde el banderín del córner, y Sergio jurando que
una pelota que hizo carambola a tres bandas entre sus piernas no lo había tocado.
Puntaje
Azules
Nando: tuvo dificultades
para acostumbrarse al tamaño de la pelota. Se vió perjudicado por un par de rebotes
que terminaron en el fondo de su valla.
Resolvió bien en algunas situaciones. 7,20 puntos.
Sergio: el Barros Schelotto
de Ocampo. Irrita al rival con su impar criterio para interpretar jugadas o
para hacer pausas en momentos claves del partido. Será largamente recordada una
jugada que sintetizó con la frase:”Nunca la toco” (algunas mal pensados
creyeron ver una alusión a la señora Boggio). En lo estrictamente futbolístico
cumplió. 7,20
Fabián: con un Globito
pinchado planeando sobre sus hombros, este jugador no encuentra el consuelo ni
la pólvora que lo destacó en un lejano partido. No obstante, tuvo más
despliegue que el habitual y una faja que lo hacía ver más estilizado. 6,70
Ariel: ya estamos
acostumbrados a su clase. No obstante, creemos que la superpoblación del
terreno de juego no le permitió sacar provecho de su mortífero remate de media
distancia. Asimismo, fueron interceptados varios de sus pases. Siempre, de todas maneras, en buen nivel.
7,40
Ale: sobre el final se lo
observó buscando el aire que no llegaba desde Rosario. Seguramente pagó las
consecuencias de jugar en forma discontinua en esta temporada. Mientras reguló fuerzas,
fue desequilibrante; le faltó colaborar un poquito más sobre el final en
defensa, para cerrar el partido. 7,50
Nono: otro que se destacó en
medio campo y ataque, pero que desoyó las voces de quienes lo reclamaban en
funciones de contención, cuando los rojos se venían encima, y los azules
estaban exhaustos. 7,35
Rojos
Pedrito: por debajo del
nivel que lo llevó a obtener una nota distinguida la semana anterior. Sacó
algunas bolas, se quejó de quedar solo frente a cuatro atacantes, y polemizó
(con una acritud que por momentos desdibujó su eterna sonrisa a lo Ronaldinho)
con Sergio. 7 puntos
Calo: suscribo las palabras
del Nono para afirmar: ya no es sorpresa. Notable evolución para consolidarse
como un importante valor defensivo, que se proyecta, a veces, con fortuna (como
en el gol que anotó). 7,25
Martín: buen rendimiento del
jugador doblemente rojo. Se alterna entre el ataque y la defensa, con bastante
claridad de juego. 7,30 puntos.
Carlitos: los vahos del
locro ingerido un rato antes no le impidieron realizar una buena faena. Impetuoso y batallador, autor de una cabriola
a lo Carles Puyol ante la marca del Nono. 7,20 puntos.
Loco: el tipo es un
competidor nato. Eso le da un plus a los partidos en que juega, más allá de sus
habituales desbordes retóricos. Condujo a su equipo hacia una épica remontada.
7,50 puntos.
Quiroga: convirtió un
elegante gol por encima del arquero. Dilató menos que de costumbre las jugadas,
buscando con mayor frecuencia el arco. Buena tarea. 7,45 puntos.
El tercer tiempo nos
sorprendió analizando las infinitas oportunidades que genera el recientemente
abierto mercado angoleño, con Jorge ofreciendo dólares “blue” para la venta (pero con la
cotización del oficial),Boggio posando para la posteridad en una pose
indudablemente faraónica y Pedrito sosteniendo por enésima vez que la pelota no
había entrado en su arco y que Saddam sigue vivo.
El cronista se despide
recomendándoles que, si por algún motivo deciden ir a ver “El último Elvis”,
eviten hacerlo en un día en que estén medio bajón.
Autor: Nando