viernes, 4 de noviembre de 2011

"Crónica Negra"

En esta ocasión no habrá reseña, ni sentido del humor, ni calificaciones, ni menciones políticas o deportivas, ni presagios, ni recomendaciones, ni chanzas compartidas con Jorge, ni Premio Chamigo, ni bienvenida por algún retorno, ni tributo al balompié.
Hemos sido testigo de un hecho que suponíamos superado y ya transformado en otra cuestión. No fue así.
Todos sabemos que un doparti es cuestión de hombres, donde se escapan faltas innecesarias, alguna piernita fuera de lugar, alguna falta dudosa que se cobra para un lado o para el otro, alguna fricción (es ineludible), alguna llegada tardía sobre la pelota y algún exabrupto o acción alocada.
Las palabras del cronista van dirigidas a cada uno de los participantes sin excepción. Ante todo, también dirigidas a él mismo.
Aquí no se echa leña del árbol caído.
Aquí venimos reuniéndonos amigos, parientes y conocidos desde antaño.
Cada cual puede repasar mentalmente lo sucedido a escasos 10 minutos del final en un partido que venía sin sobresaltos en su desarrollo.
Una pelota que sale al lateral, Ale S que se apresura a tomarlo, lo hace, se produce un corner, Nando reclama que el lateral se lleve a cabo con pelota detenida, Ale S toma el balón, ejecuta el corner con fuerza (o violencia) sobre el cuerpo del golero, quien retiene el balón y sale disparado sobre su hermano en señal de agresión.
Luego lo ya conocido y lo visto.
Nadie está exento de una mala tarde y de alguna reacción desmedida.
No obstante, algo debemos de aprender.
Ya sabemos que no sirve la promesa, que en definitiva es la máxima expresión de una duda. Tampoco arrepentimientos, que serán siempre tardíos y sólo convoca a su reiteración.
Aquí apuntamos al simple aprendizaje ante una sucesión de hechos que no deberá repetirse NUNCA MÁS.
No es la primera vez que acontece, pero bien puede ser la última.
Casi todos somos personas de más de 40 años (también alguno que ha superado la mitad del siglo) y celebramos este ritual con la premisa del disfrute para mover el cuerpo, compartir un deporte y hallar un ancestral motivo de reunión.
Ya sabemos que nadie le gana a nadie, que somos 10, 11 o 12 perejiles que aman el fútbol y que juegan entre sí por NADA MÁS que el placer de hacerlo.
Por esta causa nos llamamos a la reflexión, a una puesta en práctica de la voluntad y del auto-control para OBSERVAR lo que ha pasado.
Los hermanos Soria tuvieron el buen tino de retirarse al cabo del incidente.
De mi parte, como amigo y pariente de ambos, los quiero el domingo próximo en el mismo lugar y con bríos renovados para seguir siendo partícipes de esta fiesta fulbera.
Hoy va la crónica negra como breve señal de alerta sobre acciones desafortunadas que podemos modificar.
Capacidad, esmero y claridad de conciencia sobra.
Ahora dependerá de nosotros.
Fuerte abrazo.

Autor: Nono.